El enterramiento de seres queridos continúa siendo una práctica habitual. Disponer de un nicho que visitar y donde recordar y rendir tributo a los familiares es importante, pero las lápidas y esculturas necesitan un mantenimiento básico: la limpieza. Sin ella, la acumulación de suciedad afearía la apariencia de un lugar tan sagrado como la sepultura o el mausoleo. Por desgracia, sólo una minoría dispone de domicilio situado en las inmediaciones del cementerio. Y en caso de producirse esta coincidencia, ¿cuántos podrían interrumpir sus obligaciones semanales para realizar estas labores de limpieza?

 

Aunque el mantenimiento de nichos y lápidas es un servicio muy demandado en la Funeraria Zamora ciudad y otras del municipio castellanoleonés, existe un cierto desconocimiento acerca de sus implicaciones. La limpieza y pulimento de lápidas de granito y de mármol es una de las actividades que marcan el día a día de sus profesionales, pues debe realizar manualmente con ayuda de cepillos, paños, productos de limpieza y otras herramientas específicas. 

 

Con el paso del tiempo, la acumulación de polvo, hojarasca, musgo y moho genera una ‘corteza’ en la superficie de la piedra, alterando su color y la legibilidad de su inscripción, un deslucimiento que los profesionales en mantenimiento de nichos y sepulcros se ocupan de prevenir. Cada lápida requiere un análisis previo, pues la acción de la lluvia y de la radiación solar puede ocasionar grietas y zonas quebradizas en los bordes. Por este motivo, el proceso de limpieza debe realizarse con atención y cuidado de no agravar este deterioro.

 

Los beneficios de la limpieza de sepulturas son varios. Uno de los más evidentes es la conservación de la lápida en sí, susceptible de sufrir un desgaste progresivo con el paso de los años. Pero su limpieza también redunda positivamente en el entorno del cementerio, que pasa a ser un lugar más agradable. Este servicio, asimismo, exime a los familiares de acudir regularmente al nicho para mantenerlo en óptimas condiciones.